Introducción
La logística es una actividad que nunca se detiene. Sin importar la estación del año, los productos deben llegar a destino en tiempo y forma. Sin embargo, el invierno y el verano imponen condiciones ambientales que modifican por completo las operaciones logísticas. Desde la planificación de rutas hasta la conservación de los productos, cada estación representa un nuevo desafío para quienes se encargan de mover la economía.
Impacto del invierno en la logística
Durante el invierno, las bajas temperaturas, las nevadas y las heladas pueden paralizar rutas, dañar infraestructura y volver más lentos o riesgosos los traslados, especialmente en regiones montañosas o alejadas de los centros urbanos. Las lluvias intensas, habituales en muchas zonas, también ocasionan inconvenientes en esta estación. Pueden provocar anegamientos y cortes de caminos, lo que genera demoras y aumento en los costos operativos.
Desafíos del verano para las operaciones logísticas
En el otro extremo, el verano puede generar efectos menos visibles pero igualmente disruptivos. Las altas temperaturas obligan a reforzar los controles sobre la cadena de frío, principalmente en productos alimenticios, farmacéuticos y cosméticos. Además, el calor excesivo provoca un desgaste más rápido en los vehículos de carga, aumenta la fatiga en los conductores y puede afectar la calidad de la mercadería si no se toman precauciones adecuadas.
Estrategias para enfrentar las variaciones estacionales
- Mantenimiento preventivo: Especial atención a neumáticos, frenos, baterías y sistemas de calefacción en invierno.
- Planificación de rutas: Optar por rutas pavimentadas o secundarias si las principales están afectadas por el clima.
- Programación de viajes: Realizar traslados durante las horas de mayor visibilidad y evitar el trabajo nocturno en invierno.
- Refuerzo de la cadena de frío: Asegurar la conservación de productos sensibles al calor durante el verano.
- Capacitación del personal: Preparar a los conductores y operadores para enfrentar condiciones climáticas adversas.
Conclusión
Adaptarse a las condiciones climáticas no es solo una cuestión operativa sino también una necesidad estratégica. Las empresas que logran anticiparse y responder eficazmente a los desafíos estacionales fortalecen su posición en el mercado y garantizan un servicio de calidad a sus clientes.
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Artículo adaptado y optimizado por el equipo de JuanCruzLeal.com, basado en una nota original de Infobae sobre cómo las estaciones del año redefinen las estrategias de abastecimiento.